sábado, 10 de febrero de 2024

Sala de profesores: un retrato con sombras

Retomamos el blog con uno de sus epígrafes de más éxito, cine y educación. A lo largo de los ya casi doce años de esta aventura de opinar sobre lo educativo, han sido muchas las películas reseñadas aquí, como podéis comprobar al seleccionar la etiqueta del mismo nombre.

Hoy abordamos una película que es plenamente escolar y trata una cuestión educativa, que transcurre en un centro de secundaria con profesorado, alumnado, familias. Podemos reconocer la arquitectura del lugar, las aulas, las reuniones, los demás espacios. Se trata de la película "Sala de profesores", de reciente estreno en España y que es candidata a los Oscar de Hollywood por Alemania. Está dirigida por Ilker Çatak y Leonie Benesch es su actriz principal.

Protagonizada por Carla Nowak, una joven profesora de matemáticas y de Educación Física, parte, como tantas veces, de un hecho menor: se producen pequeños robos en un instituto alemán. El equipo directivo se moviliza, pensando que hay alumnado implicado.

Carla, tomando la iniciativa, descubre a la persona que roba en la sala de profesores. Ese descubrimiento tendrá graves consecuencias para ella, para la persona ladrona y para el conjunto del alumnado de primer curso. Se plantea un conflicto de afinidades, a quién creer y a quién seguir.

La trama es un tanto confusa, ya que sitúa una relación familiar en el centro de la historia, pero nos aparta el foco de la misma. Toda la acción ocurre en el instituto. No sabemos de la vida de los profesores cuando terminan su jornada laboral: si están casados o tienen pareja, si están solos, si les gusta el fútbol o la música clásica. 

Así va avanzando el conflicto, con zonas de penumbra intencionada. Se centra mucho la acción en dos espacios: el aula de primer curso donde Carla enseña, y la sala de profesores, lugar de debates no siempre calmados sobre qué hacer en dicho conflicto.

Es de agradecer que aparezcan situaciones que reconocemos en un contexto escolar. El alumnado resulta muy creíble, representando las tensiones y alianzas propias de una clase de preadolescentes, que todavía no han dejado del todo la infancia y tampoco han llegado a la plena adolescencia: un tiempo de vulnerabilidad, sin duda.

La profesora tiene claros sus objetivos: intenta enseñar sin dejar a nadie atrás. Busca crear un buen clima en clase y se nota que ama su trabajo, además de tener el impulso de la juventud. No le importa demasiado encajar en el instituto, no es su prioridad. Pero el empeño de la narración en convertirla en una heroína acaba desdibujando el personaje, a mi entender. En algunos momentos de la película, me resultaba poco creíble la reacción de Carla, quien se ve inmersa en una confrontación que ella no ha buscado.

Hay momentos estereotipados, como la reunión con las familias, en los que se echa de menos más habilidad de Carla... y un poco más de mala leche al defender su postura. Detrás de todo lo que ocurre hay una persona manipuladora que no tiene ningún reparo en utilizar cualquier medio para hacer daño a Carla. Pero nos cuesta entender el quijotismo de la profesora, desbordada por lo acaecido y preocupada por la repercusión en Oskar, un niño de su clase que se debate en una doble fidelidad, hacia su familia y hacia la profesora.

No cuento más porque no quiero destripar la historia. El film se deja ver, sobre todo porque reconocemos la vida escolar, el momento del café en la sala de profes, las puyas entre compañeros de clase, las dudas de Carla sobre cómo gestionar el aula. Sin embargo, esa reducción de la historia al ámbito del instituto, sin explicarnos más cosas, malogra un tanto el resultado. Los docentes no somos solo profesores, y no somos profesores de una manera concreta porque sí. Nuestras vivencias como alumnado, nuestras expectativas profesionales, la concepción que tenemos de educar, incluso cómo nos va en la vida personal, influyen en nuestro desempeño.

Es una película con toques de intriga, que retrata bien el sistema escolar, pero que deja un sabor de boca un tanto amargo, al ver el poder de manipulación de alguien sin escrúpulos que obliga a tomar partido y que se aprovecha del descontento del alumnado, poniendo a la profesora en el centro de la polémica. El episodio de la revista escolar es revelador: se busca la confrontación, la crítica al sistema. Me llama la atención la frase del alumno periodista (atribuida a George Orwell): "El periodismo es publicar algo que alguien no quieres que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas." Carla cae en esa trampa, incapaz de ver el conjunto, inmersa en su propia historia con su grupo de alumnos. Es utilizada para ir contra la dirección, que se muestra de una manera aséptica en el conflicto.

Técnicamente está bien rodada, optando por un uso natural de los espacios, de la luz, y centrando mucho la cámara en la actriz que interpreta a Carla, que hace un trabajo notable mostrando cómo se va transformando a medida que los hechos la superan. La música, en cambio, es poco afortunada, incidiendo en los momentos de tensión, buscando, entiendo, aumentar la sensación de desasosiego.

Personalmente, agradezco que lo educativo vuelva a ser objeto de interés cinematográfico, aunque el resultado no sea redondo. Por eso mismo, recomiendo verla.



martes, 2 de enero de 2024

Conocer la realidad escolar más allá de la nuestra: TALIS, por ejemplo.

 La educación sigue dando que hablar. Hasta cierto punto, es inevitable, puesto que la educación es un asunto público, y está en el punto de mira social. No me refiero a la escuela pública frente a la escuela privada; es la propia educación, como esfuerzo y como anhelo, la que tiene carácter público, es decir, se deciden democráticamente sus principios generales a través de las leyes orgánicas, y se somete a un control jerárquico basado, sobre todo, en el respeto a la ley. 

Este preámbulo obedece a la generalización del debate sobre educación en las redes sociales: temas que, de manera cíclica, aparecen y desaparecen del discurso sobre educación. Las vacaciones escolares y cuándo situarlas, los resultados en evaluaciones internacionales, el acoso escolar o, últimamente, la influencia de las pantallas en la educación obligatoria. Podríamos citar más, evidentemente. Son indicativas del interés que despierta lo educativo.

Hemos hecho referencia, en este blog, a la cultura escolar, ese conjunto de características que diferencia a los centros y les da su personalidad: las festividades que se celebran y las que no, la relación con las familias, las facilidades para realizar actividades extraescolares...

Hay temas más ocultos, como la manera de tomar las decisiones, la periodicidad de los claustros, la calidad democrática y discursiva de las reuniones, las prioridades en la acción o en la inversión de recursos... Características todas ellas que se ven, sobre todo, estando en el centro. Esa diversidad complejiza el análisis y refuerza la idea de que cada escuela es un mundo. Tomar nuestro propio centro como medida de todas las cosas, no sirve. Lo mismo podemos decir de nuestra aula o asignatura. No da perspectiva suficiente.

Portada del último informe TALIS

Sin embargo, se puede llegar a conclusiones generales. Se utilizan instrumentos como TALIS (Teaching and Learning International Survey, es decir, Estudio Internacional sobre Enseñanza y Aprendizaje) cuya última edición disponible es de 2018 y se anuncia una nueva para 2024. Es muy interesante y revelador sobre temas como, por ejemplo, la retroalimentación recibida por el profesorado y la frecuencia y modos de colaboración entre docentes.

Por tanto, conocer estas estadísticas internacionales nos sitúa y nos da información sobre cómo percibimos los docentes nuestro desempeño y de qué manera se posiciona a nivel internacional, con la UE y la OCDE como espacios de referencia. 

Hace poco, ha tenido lugar la enésima polémica en redes entre profesorado. Esta vez, acerca de la visibilidad de la práctica docente, a partir de un titular del diario "Ara". Por desgracia, se ha tomado la cuestión como un hecho meramente físico: tener la puerta abierta o no, cuando se refiere más a una actitud de apertura u ocultación de la propia práctica. Susceptibilidades aparte, ¿qué dice TALIS 2018 de este tema? 

El Volumen II de la edición española deTALIS 2018 estudia, entre otros aspectos, algunos apartados concretos de colaboración entre profesorado. Nos pueden dar luz sobre la situación en nuestro sistema educativo, más allá de las percepciones personales, mediatizadas, como veíamos, por las distintas culturas escolares existentes.

En general, estamos por detrás en varios apartados respecto a la media, y superamos esa media en otros. Hay que decir que no se disponen, en el estudio, de medias para educación primaria, pero sí para secundaria.

La colaboración con otros docentes está por debajo de la media en: docencia compartida, observación de otras clases con comentario, actividades conjuntas y en intercambio de materiales didácticos.

En cambio, se supera la media en: hablar sobre la evolución académica del alumnado, asistir a reuniones de coordinación, elaboración consensuada de baremos de evaluación, participación en actividades compartidas de formación.

Primaria supera a secundaria en todos los apartados, excepto en la colaboración docente a través de la movilidad transnacional, donde secundaria obtiene puntuaciones más altas.

Otro aspecto a considerar es la retroalimentación sobre la práctica docente (feedback en el informe). España va por detrás en todos los indicadores, excepto en resultados de centro y de clase, apartado en que empata o supera ligeramente la media europea en secundaria. Mención aparte merece la ausencia total de feedback en el profesorado de primaria (20%) o secundaria (17%). Es decir, una quinta parte del profesorado no recibe ninguna información sobre su práctica que le permita reelaborar, revisar, modificar... lo que hace. Las medias europea y de OCDE son 12 y 10 por ciento, respectivamente.

Siguiendo con la retroalimentación, también se pregunta por el impacto que este feedback supone sobre diversos aspectos de la práctica. En primaria, los resultados son superiores a secundaria en todos los aspectos. Por su parte, secundaria obtiene resultados inferiores a las medias internacionales en todos los apartados excepto en métodos para enseñar contenidos plurilingües y multiculturales, en el que se sitúa entre las dos medias (16 y 18 por ciento).

Además, se estudia la evaluación del trabajo docente. Empezando por el simple ejercicio de evaluación, encontramos que una cuarta parte del profesorado encuestado no ha tenido evaluación de ningún tipo en su centro; en primaria, el resultado es aún mayor (29%).

Respecto a las fuentes de la evaluación, estamos por muy debajo en evaluación por parte de dirección o miembros del ED, o por otros docentes (la mitad del porcentaje internacional) y en la media en lo que se refiere a personas u organismos externos. Es decir, que somos evaluados mucho menos que en el panorama internacional. 

En los métodos empleados, superamos la media en resultados externos, de centro y de aula y en encuestas al alumnado; estamos por debajo de la media en observación directa y en evaluación de los conocimientos docentes sobre los contenidos (un 24% inferior a la media OCDE, y un 22% respecto a la UE). Curiosamente, se evalúa más en primaria (42%) que en secundaria, con un 36 por ciento.

Como podemos constatar, en líneas generales, el conocimiento de la práctica docente y la colaboración entre profesorado muestra unos índices inferiores en España que en el panorama internacional evaluado en TALIS. 

Por si queréis ver los datos exactos, aquí tenéis un enlace al resumen del apartado de colaboración:

Resumen ejecutivo TALIS 2018

O, si preferís el apartado concreto en un formato más cómodo:

 Boletin_de_educacion_educainee_no_59._TALIS_2018.pdf

Espero que toda esta información sea de vuestro interés. La próxima edición de TALIS se espera para el primer trimestre de 2024, es decir, dentro de unos meses.




jueves, 23 de noviembre de 2023

El maestro que prometió el mar, una educación truncada

 Este domingo pasado vi "El maestro que prometió el mar", película que recrea la vida y muerte de Antoni Benaiges, maestro tarraconense en tiempos de la República. Está dirigida por Patricia Font e interpretada por Enric Auquer y Laia Costa en sus papeles principales. También destaca Luisa Gavasa, que interpreta a la mujer que atiende al maestro.


Tenía muchas ganas de ver 
esta película, por varias razones. Una de las principales es que habla de educación de manera plena, es decir, no como escenario ni como lugar común. Así, en este caso se trata de un maestro en una escuela unitaria rural, haciendo pedagogía, aplicando la metodología Freinet con una modernidad que ya querríamos hoy para nosotros. A través del uso de la imprenta, Antoni Benaiges estimula las producciones de su alumnado y elabora cuadernos temáticos que sirven como material de lectura. Además, recibe  cuadernos de escuelas Freinet de España o de otros países.

https://www.senderi.org/cat/miscellania/462
/el-mestre-que-va-prometre-el-mar

También me interesaba porque la historia de Benaiges es un auténtico drama, un resumen de lo que fueron los años de la República en educación y el parón terrible, en seco, que supuso la Guerra Civil y la represión de los vencedores en la década siguiente. Se ha escrito y se ha filmado mucho sobre la guerra, pero no tanto, ni mucho menos, sobre la escuela republicana. El precedente de "La lengua de las mariposas" viene a mi memoria, evidentemente.

En los aspectos técnicos, la fotografía está muy cuidada y da naturalidad sobre todo a las escenas en la escuela. La cámara se usa con discreción, sin buscar alardes de dirección, lo que también se agradece. Los actores están muy creíbles todos, en especial Auquer que encarna al maestro y Gavasa, a la mujer mayor que le atiende. El metraje es adecuado, cosa cada vez más infrecuente hoy en día.

La pelicula une pasado y presente a través de una investigación para encontrar los restos mortales de un familiar de Ariadna, joven madre catalana que se desplaza a un pueblo de Burgos a tal fin. La narración pasa de un momento histórico a otro con coherencia, aunque el ritmo es innecesariamente lento al principio. 

Benaiges toma posesión de su plaza en 1935. Sus métodos sorprenden a las familias de los niños, crean controversia, pero él está convencido de la bondad de lo que hace, es entusiasta y decidido. Además, como intelectual publica en periódicos de la zona, lo que le costará caro al declararse la contienda.

Poco a poco vamos viendo la cotidianeidad de su trabajo, cómo consigue atraer a los niños y sacar lo mejor de ellos. Sin gritos, sin castigos (alguna sanción caería, aunque no aparece en la cinta). Una frase le define: No hay que buscar que los niños sean adultos, sino dejar que los niños sean niños. Las clases de naturales en la naturaleza (me recordaban los postulados de la ILE) y un ponerse a la altura de los niños con gran facilidad. 

Benaiges también impone el laicismo al descolgar el crucifijo y hacer salir al sacerdote de la escuela, en consonancia con la política educativa republicana. La visita del inspector de educación es reveladora del cambio alcanzado y de las reticencias de parte de las personas más conservadoras. No cuento más. 

El título de la película se refiere a una promesa que hizo Benaiges a su alumnado: llevarles a ver el Mar Mediterráneo, en su Tarragona natal. Un proyecto ilusionante que ha de vencer, una vez más, la desconfianza de algunas familias. El viaje sería en las vacaciones de 1936. No hace falta decir que no pudo celebrarse.

El film huye de las escenas lacrimógenas (la tentación es grande, pero no se cae en ella). El final es terrible, no solo por la muerte de Benaiges, sin juicio ni piedad, sino también por la escena previa en el pueblo. Me vino a la cabeza esta frase: Qué bien arde la pedagogía. Y qué interés por hacer desaparecer cualquier vestigio de la educación republicana bajo la acusación de comunista.

Me estremece también ver qué pronto se iniciaron los ajustes de cuentas y represalias brutales: el 19 de julio empieza su calvario, que incluye exhibición pública a la que asiste en silencio el pobre maestro. Porque esa es una característica del final: el silencio de Benaiges, atónito ante la violencia que sufre.

No añado nada más; espero que la veáis y que la disfrutéis como espectadores y, si es el caso, como docentes.




domingo, 29 de octubre de 2023

El Damero maldito de la escuela

 Quienes pacientemente me leéis sabéis que tengo distintas maneras de proceder para escribir un artículo. A veces, tengo muy claro el tema y me cuesta definir el título que englobe lo desarrollado, lo presente adecuadamente. En otras ocasiones, el título es lo más definido y alrededor del mismo se elabora el texto. Esta vez, se cumple esa última manera de funcionar: hacía tiempo que quería escribir sobre el Damero maldito de El País, que Virginia Montes ofrece cada domingo en las páginas de pasatiempos, de las que me declaro adicto.

Pues bien, ¿qué tiene que ver este pasatiempos con la educación? Antes de que penséis que se me ha ido del todo la chaveta, procedo a desarrollar mis ideas. 

No sé si conocéis el damero a qué me refiero. Realmente, es maldito. Se trata de completar una serie de definiciones que después se trasladan a un texto hasta que se consigue reescribirlo. Pues bien, considero que tengo una buena cultura general, buen nivel de vocabulario y tengo tiempo, los domingos por la tarde, para ponerme a la tarea. No hay manera: nunca he podido terminar un damero, ni acercarme al final. Uno es un poco raro y no mira las soluciones ni hace trampas. El juego es el juego, ha de ser limpio. En esas mismas páginas, el autodefinido, el crucigrama... son una especie de calentamiento para el crucigrama blanco, que me apasiona y que siempre consigo solucionar.

Como consecuencia, el damero maldito ha pasado a ser el damero ignorado. Ya ni me pongo a ello, no vale la pena aumentar mi frustración... porque no hay éxito. No sé si un pasatiempo tan complicado es de utilidad; para los héroes que llegan a descifrarlo, es evidente que sí. Pero para el común de lectores, se ha convertido en invisible.

No he podido evitar ver el paralelismo entre mi fracaso intelectual de cada domingo con la situación que vive tanto alumnado en las aulas. Para ellos, también hay dameros malditos, pero no solo los domingos: de lunes a viernes. La frustración se ha hecho callo; como yo, ya no buscan el damero en las páginas del periódico, que para ellos es lo que se explica cada día. Lo han intentado durante años, pero se han convencido de que no pueden. Tal vez, por el camino, han repetido un curso, pero ni así. Han desistido. 

Me refiero a esos niños y jóvenes que no han encajado en la escuela, porque les costaba un poco más, porque faltaban más de la cuenta, porque no había ayuda en casa... Tantas razones. También por problemas propios de las escuelas: métodos inadecuados, cambios metodológicos que dificultan y no facilitan el aprendizaje, como vemos en matemáticas, sobre todo, o falta de diligencia para detectar otras circunstancias, necesidades educativas que no se cubren. Y ahora, el curriculum parece un sudoku dificilísimo, o un damero irresoluble. Y tienen que estar de ocho a dos en las aulas de secundaria, o un poco menos en las de primaria.

No busco culpables. En mi caso, yo no me puedo considerar culpable de no acabar o culminar el damero maldito; tal vez sí sea responsable de abandonar, pero mortificarme cuando veo que está fuera de mi alcance no lo veo lógico. Tampoco me he planteado escribir una carta a la directora expresando mis dudas: simplemente, lo he orillado. 

Pero, y este pero es crucial, la diferencia con la escuela es abismal; lo que para mí es un pasatiempos menos, para tanto alumnado supone un cierre a sus expectativas académicas. Se dirá, y tienen parte de razón, que no todos sirven para estudiar, esa frase tan cruel que conforta mínimamente cuando nos asomamos al fracaso escolar. Sin embargo, no podemos proponer que el damero maldito sea una especie de ideal, un ideal elitista, poco útil para avanzar, pensado para que muchos se queden atrás. Que parte del alumnado desista de intentarlo, ese es el triunfo del damero, siguiendo la analogía.

Hay que buscar, en mi opinión, un término medio que permita ese avance, un equilibrio entre lo que nos piden, lo que anhelamos y la realidad. Y para esto, pensar que "ya lo aprenderán" es perjudicial. Hay que aprovechar cada curso escolar, negociando con las circunstancias, pero sobreponiéndose a las mismas todo lo que se pueda. Para que la distancia con lo establecido no sea insalvable... ni descorazonadora o desmotivante. El andamiaje, la ZDP, por citar algunas referencias, tienen que ser cuidados y aplicados a través de una cuidadosa planificación didáctica (no una programación burocrática) y en ese sentido, compartida por el equipo docente en la medida de lo posible. Asimismo, la comunicación con las familias y los otros docentes, el compartir información sobre el alumnado (incluso de manera informal) ayuda a la detección de dificultades y previene la aparición de "dameros".

En mi caso, resolver los crucigramas me sirve y me distrae. El damero está, hoy por hoy, fuera de mi alcance. En la escuela, hay que apostar por lo que construye aprendizaje y vigilar que los nuevos saberes propuestos no se disfracen de damero maldito, es decir, fuera del alcance de nuestro alumnado. A la postre, invisibles, inviables, inútiles. 

Si tenemos en cuenta que no hay un alumno ideal, sino que cada uno tiene su manera de proceder y de entender, la tarea es enorme y compleja. Pero es nuestra y suya, un trabajo compartido.



sábado, 21 de octubre de 2023

Recuperando #cineyeducación: Chinas


 Esta semana he visto "Chinas", película española dirigida por Arantxa Echevarría y que cuenta la historia de dos familias, una de origen asiático con dos hijas, y otra española con una niña adoptada en China. Tenía muchas ganas de verla, porque intuía que podría dedicarle un artículo dentro del epígrafe #cineyeducación, que llevaba un tiempo sin nuevas entradas. Y no por dejadez mía -me sigue gustando ir al cine, y me interesa, evidentemente, la educación- sino por falta de películas relevantes.

Imagen promocional, en
www.utreradigital.com

La película, a mi entender, es un tanto irregular. No acaba de encontrar el ritmo narrativo, se basa mucho en primeros planos buscando cercanía, pero intuyo dubitación en la narración. Me ha gustado mucho la interpretación de los actores, sobre todo las niñas, que están muy naturales y creíbles. Reconocemos esas actitudes, esas miradas y diálogos. El primer plano, en ese sentido, ayuda.

Encuentro decepcionante el tratamiento que se da a la escuela, a lo escolar: reducido casi a un decorado para la trama, no abunda en la problemática de la inclusión efectiva. Tener alumnado de distinto origen en la misma clase puede ser el principio de la inclusión, pero de ningún modo acaba allí. Y en la película no vemos acciones pedagógicas en ese sentido: cuando Xiang llega al centro nuevo, la idea es juntarla con Lucía, la otra niña china, sin ninguna lógica: ambas hablan castellano y son españolas; no necesitan ayuda con un idioma desconocido, ni con entender las normas. La niña nueva entra con la clase empezada, sin aviso previo, sin ninguna bienvenida colectiva ni nada parecido. Es más, llega a mitad de un dictado y la profe le dice... que se ponga a hacer el dictado. Muy acogedor no resulta. Ni rastro de protocolo para alumnado nuevo, como un compañero-tutor, un lugar asignado en clase, que lo sepan los demás alumnos... 

Esta niña nueva se dedica a leer en los patios, sin ninguna relación con otros compañeros. ¿Alguna intervención por parte de los adultos? No, ninguna. No hay un seguimiento sobre su adaptación, no se intenta que se integre en el juego. Como docente, me quedé pasmado por la situación. La dificultad de hacer nuevos amigos es un factor afectivo importantísimo, y el patio es fundamental. Hay que dejar de considerarlo un no lugar, y ver qué ocurre en él, más allá de evitar los conflictos. Es curioso que hablemos de cuidar el patio. No, hay que cuidar al alumnado en el patio. El lenguaje, tantas veces, nos delata.

Lo de los proyectos fuera del aula también es un clásico: por parejas, pero elaborado en la casa de uno u otro. La pobre Lucía, cuya familia tiene un bazar, intenta por todos los medios ir a casa de Xiang, que se niega a colaborar de verdad: cada una hará una parte separada del trabajo.

Lo escolar se refiere solo a las pequeñas, niñas de tercero o cuarto de primaria. La hermana mayor de Lucía, Claudia, va a ESO, pero no aparece ni un momento de la clase. Allí interesa la pandilla, las relaciones con los chicos, la iniciación -tristísima y realista, por cierto- a la sexualidad. Claudia está entre dos aguas, su casa y su estricto código de conducta, por una parte, y el grupo de amigas, por otro: el conflicto adolescente aderezado por elementos culturales distintos.

Si nos fijamos en las familias, vemos dos universos paralelos. Los padres adoptivos de Xiang son profesionales con buen nivel adquisitivo, preocupados por la adaptación de su hija a la sociedad en la que vive, con un sentimiento de inseguridad muy patente en ambos, que la madre (una estupenda Leonor Watling) vivencia desde la culpa, una culpa que combate "haciendo lo correcto" para su hija, según sus criterios, evidentemente. Me parece muy auténtico el diálogo entre los esposos sobre hacer lo correcto. Tiene mucha verdad.

Los padres de Claudia y Lucía tienen un bazar y trabajan muchas horas. Quieren mantener la cultura china familiar y ven que el ambiente no les ayuda, sino todo lo contrario. Preservan a sus hijas y evitan tradiciones como los Reyes Magos, que no son suyas. Lucía hace sus deberes en el bazar, mientras entran y salen clientes. A pesar de todo, esta niña mantiene su sonrisa, la ilusión por vivir y por poder hacer algunas cosas como hacen los demás compañeros de la clase. Es un personaje encantador entre muchas sombras. 

Los padres apenas hablan español, tienen conexión diaria vía internet con China, ven las noticias en chino... Son una isla cultural. Aceptan, eso sí, recibir a una amiga de Lucía para que pase la noche con ella. Sin destripar nada, esa velada es de lo mejor de la película. En cambio, el episodio de la foto me parece deleznable, aunque creíble. Pasar por encima de la hija para afirmar la autoridad y una manera de educar. 

Y es en este punto en el que ambas familias convergen: de maneras casi opuestas, pero en una misma dirección; imponen su criterio contra la sensibilidad de sus hijas. Ese paralelismo, no sé si buscado, aparece en la historia.

En conclusión, un film que se deja ver, con un metraje adecuado, en los tiempos que corren, y con mucho (o demasiado, tal vez) que contar, con el barrio madrileño de Usera y la comunidad china como telón de fondo. Un enfoque más profundo con menos historia sería de agradecer, en mi opinión. Reitero: lo mejor, las interpretaciones y los diálogos infantiles.



lunes, 9 de octubre de 2023

Aprovechando el Día del Docente


Cartel de la UNESCO para el año 2022
Existen más causas que días en el año para conmemorarlas. En este mundo con poca memoria de verdad, hay muchos recordatorios efímeros. Como muestra, el 1 de diciembre, Día contra el Sida, ha decaído, cuando fue tan importante, al igual que la incidencia de la enfermedad. Hay tantas conmemoraciones que un día tan hermoso como el 2 de abril, día de la literatura infantil y juvenil, por el nacimiento de Hans Christian Andersen, se ve eclipsado por el día del transtorno del espectro autista, o TEA, en la misma fecha.

El cinco de octubre es el Día Mundial del Docente. La verdad es que me he enterado de la fecha porque mi alumnado lo ha visto en su agenda y me han felicitado. Ha sido espontáneo, la verdad: una alumna curiosa lo ha dicho y ha surgido la felicitación. Cosas que nos alegran. Después, he visto en redes sociales imágenes alusivas a este día.

El día del docente en 5 de octubre es de nueva creación. Yo recuerdo alguna fecha ligada a Santo Tomás de Aquino, en mi bachillerato, o San José de Calasanz, en los que se celebraba el día del maestro (y de la maestra, claro) años ha.

Ya sabéis que tengo tendencia a divagar y desviarme del tema principal; hoy no iba a ser menos, ya que mi intención era hablar brevemente de la docencia hoy. Con brevedad porque este tema da para muchísimo, como compartiréis. Me gustaría dar un vistazo a este siglo educativo que estamos viviendo... o sufriendo. 

Una encuesta de Fundación SM reflexiona, entre otros temas, sobre el nivel de satisfacción del profesorado, que sigue bajando, mientras aumenta el cansancio y la toma de distancia con respecto a la docencia y su problemática. Os he enlazado el estudio completo, por si queréis echarle un vistazo. No es mi intención comentarlo exhaustivamente (a eso se puede dedicar otro artículo), sino ver por dónde van los tiros en la autopercepción del profesorado.

Nuestro trabajo se ha complejizado de una manera exagerada en este siglo XXI. Por una parte, la normativa se ha multiplicado a niveles casi inabarcables para un docente. Y no sé si el casi está de más. Las reformas sucesivas también apuestan por más burocracia, más documentos, añadiendo tensión a la que ya tenemos. Y el alumnado... con mucha más diversidad, más problemática familiar, más estímulos exteriores y tanta veces contrarios a lo escolar. Con ratios elevadas, lo que complica atenderles debidamente. Y con una pérdida de capacidad de atención que crece cada año, al igual que el número de objetores escolares.

 Se cuestiona el trabajo docente con gran facilidad, sin considerar contextos. Estamos, tantas veces, bajo el punto de mira social, en una evolución hacia la desconfianza, cuando hace no tanto la tendencia era la contraria. Pero, no sirve de nada llorar sobre la leche que se ha vertido, parafraseando el dicho inglés. O agua pasada no mueve molino.

Otro de los problemas que tenemos: la calidad y preparación de los equipos directivos, una cuestión delicada a la vez que decisiva. Todo esto configura un panorama poco alentador. Si  añadimos la confrontación en tantos claustros, la oscuridad se extiende.

Sin embargo, hay factores positivos en la profesión: la estabilidad profesional, un horario razonable (al menos en lo presencial) y cierta autonomía profesional en el aula. No todo es negativo, aunque lo percibamos así. 

La perplejidad es una respuesta frecuente entre el profesorado: nos cuesta comprender lo que está pasando. El rechazo a la actualidad es comprensible, aunque poco útil en lo práctico, más allá del desahogo en la sala de profes o en redes sociales. Quizás un discurso apocalíptico nos dé la razón un tiempo en nuestra queja, pero por sí mismo no cambia nada.

Fácilmente la perplejidad puede dar paso a la desorientación: no entendemos qué está pasando y qué sentido último tiene nuestro trabajo. Como decía un moderno, lo que pasa es que no sabemos lo que nos pasa. El cambio cultural, tecnológico y social es continuo y extenuante. La sociología se ha convertido en la ciencia que intenta explicar lo que ocurre... mientras está ocurriendo. Y sí, hay desconcierto entre los profesionales de la educación. No tenemos respuestas ante tanta exigencia, al menos no respuestas individuales y mucho menos individualistas.

Somos parte de una institución, nuestro pensamiento, en gran manera, está institucionalizado: no podemos abstraernos de la escuela. Las instituciones no pueden responder con rapidez a lo que está pasando: su tamaño lo complica, sus interacciones internas lo suelen impedir. Además, la escuela no puede estar a la moda última: no conviene adoptar cualquier iniciativa no contrastada, por más moderna que parezca. Ser conscientes de este hecho es un primer paso para la lucidez.

Creo que el problema de fondo es que, ante todo esto, el docente se siente solo, desasistido. La soledad en el aula, en el claustro, en la sociedad. Una soledad que no significa la ausencia de otros, que también, sino la ausencia en las preocupaciones colectivas. La docencia parece una tarea solitaria... en un mundo hiperconectado. 

Esa soledad se ve agravada por el desinterés que, por lo general, muestra la administración educativa por lo cotidiano del aula, que solo merece atención si el asunto llega a la prensa o se movilizan muchas familias. Las organizaciones son así. Y nuestro trabajo establece otras relaciones, más horizontales e inmediatas. De hecho, la tensión docente viene, sobre todo, de la respuesta continua que debemos dar: el docente siempre está dando respuestas, muy diversas, eso sí. Antes, conocíamos las preguntas y las respuestas. Ahora, nos sorprenden con preguntas -demandas- nuevas y no tenemos respuesta adecuada, una respuesta que nos deje medianamente satisfechos. 

Decía Hannah Arendt que docente y alumnado podían entenderse porque ambos compartían el gusto por la cultura, por lo relevante en la tradición humanística. El profesor era una persona avanzada que introducía a los jóvenes en este mundo valioso. Hoy, se cuestiona el valor de la tradición, así como la relevancia del aprendizaje. El profesorado siente que el suelo se mueve bajo los pies. No hemos estudiado ni opositado para tener ocupados a los alumnos de cualquier manera. Como he dicho otras veces, la escuela se desliza a funciones de guardería. Y no, no podemos estar satisfechos. 

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Revisar la práctica docente en lectoescritura (II): El momento lector en el aula

 Tras el largo y cálido verano, y un inicio de curso tan tumultuoso como de costumbre, retomamos la actividad en el blog. A la espera del estreno de "Chinas", que nos permitirá hablar de cine y educación, nos centraremos en la enseñanza de la lectoescritura. Hace unos meses, publiqué aquí una reflexión sobre las razones del escaso rendimiento mostrado en PIRLS por el alumnado español; de hecho, dedicamos varios artículos al tema. 

Una solución recurrente es aumentar las horas de lectura en el aula; por ejemplo, así se ha dictado en unas instrucciones en la educación andaluza. Leídas dichas instrucciones, vemos que se confía en la lectura en el aula, pero sin concretar demasiado en cómo: en silencio, directamente en voz alta, lectura combinada de ambas opciones... Tampoco se opta explícitamente por variar los tipos de lectura; sabemos que la narración ocupa demasiado espacio en la escuela en detrimento de tipologías también necesarias. En el artículo referido, repasábamos los materiales utilizados. Hoy, vamos a hablar de la metodología docente, de las aportaciones relevantes que se han dado y que -desgraciadamente- no han llegado a las aulas como deberían, ni han tenido la influencia que podrían haber alcanzado.

Sin reflexión metodológica, se enseña a leer como se ha aprendido. Es un hecho demostrado: el docente echa mano de sus aprendizajes, única referencia de que dispone. Y así se perpetúa una manera de enseñar que, por lo general, no es cuestionada, como tantas otras tradiciones escolares que perviven en el curriculum oculto. Y esa falta de reflexión es, a mi entender, el principal problema de la escuela en la lectoescritura; atención, es la mayor dificultad escolar, esto es, que la escuela ha de gestionar. Hay otros factores, como la exposición temprana a las pantallas, en los que podemos incidir menos, aparte de aconsejar a las familias y darles información.

La biblioteca de mi aula de tercer curso

Tenemos autores y obras relevantes a nuestro alcance. Una de ellas, un clásico ya, bien escrito y planteado, es "Enseñar lengua", de Daniel Cassany y otros, en Graó. Un libro que tiene más de veinte años, que está en muchas bibliotecas de profesorado, y que plantea, de manera sencilla y asequible, distintos tipos de lectura según la intención (scanning y skimming), que nos da pistas sobre cómo plantear la lectoescritura, alternando ambas vertientes. Se ha abusado de la búsqueda concreta de información en el texto, dado por sentado que así se comprobaba la comprensión. Sabemos que sin un complemento basado en la visión general, la comprensión textual cojea. Por eso, el planteamiento ha de ser más global... y el profesorado ha de ser consciente. Las editoriales, por regla general, usan sencillas preguntas  interrogativas parciales, que se localizan fácilmente en el texto: scanning

El abuso de esta perspectiva provoca algunas carencias que observamos en el aula: la ironía no se detecta, ni los dobles sentidos. Tampoco se llega a una visión más amplia del texto. Si predomina el texto narrativo, tal vez se acostumbren los lectores a la estructura lineal y las preguntas de comprobación nos den una impresión equivocada. Por otra parte, pedir un resumen, en los cursos de tercero a sexto de primaria, o incluso en el primer ciclo de secundaria, es tarea compleja. La mejor solución, a mi entender, es usar también cuestiones de skimming que contemplen la estructura del texto, su extensión, los tiempos verbales usados... Elementos que, como pinceladas, ayudan a pintar el cuadro de significado que encierra la lectura.

Otra cuestión es la confección de hipótesis durante la lectura. El alumnado construye significado a la vez que lee. Por eso es imprescindible la lectura silenciosa. Por eso también los lectores con dificultad para descifrar palabras, con poca fluidez, tienen grandes problemas a la hora de entender el texto: están más concentrados en decodificar y esa actividad consume su atención, les agota. No llegan al siguiente paso, desgraciadamente.

Si se lee un texto directamente en voz alta se pierde toda esa construcción de significados a través de hipótesis implícitas que nuestro alumnado elabora en silencio, mientras identifica palabras que no entiende y que dificultan la comprensión. Se evocan conocimientos previos sobre el tema -o lecturas previas con la misma estructura textual- y se va situando la información de manera global, reconstruyendo de manera personal aquello que está ante sus ojos. 

Recuerdo una compañera, ya jubilada hace años, que decía que, si hacía leer en silencio, algunos se despistaban y no leían. No tenía en cuenta que la mayoría sí aprovechaba el tiempo y que, si se leía directamente en voz alta, se perdía todo el proceso anteriormente explicado, tan necesario. Falta de reflexión amparada en el "Siempre se ha hecho así".

En conclusión, no hace falta estar al día en las investigaciones punteras en lectoescritura, buscando evidencias incansablemente. Hay mucha práctica consolidada, hay obras asequibles y divulgativas que nos ayudan como docentes. Solo hace falta dejarse ayudar.

Sala de profesores: un retrato con sombras

Retomamos el blog con uno de sus epígrafes de más éxito, cine y educación. A lo largo de los ya casi doce años de esta aventura de opinar so...